21 de Marzo 2015
La dama vestida de negro
grabó tu esquela en mi alma,
quisiera arrancarla, destruirla
y volver a pensar en tu mirada
empapada de vida
y no perdida en la infinitud de la nada.
¿Cómo puedo mi alegría recuperarla
sin pensar en la tragedia de tu agonía?
¿Cómo no llorarte cada día
si no sé dónde buscarte,
si te he perdido madre mía?
No por sabido
se hace el camino más corto.
No por esperado
hallo consuelo en lo inevitable.
¡Estoy huérfana de madre!,
y la conciencia de tu eterna ausencia
hace mi dolor
en el tiempo perdurable.
Sé que te he perdido
y no sé dónde buscarte.
Sé que te he perdido
y no sé dónde encontrarte.
Solo un pensamiento
esboza una sonrisa
en la tristeza de mi semblante:
¡”Te quiero mamá”!
¡y como siempre, lo sabes!
grabó tu esquela en mi alma,
quisiera arrancarla, destruirla
y volver a pensar en tu mirada
empapada de vida
y no perdida en la infinitud de la nada.
¿Cómo puedo mi alegría recuperarla
sin pensar en la tragedia de tu agonía?
¿Cómo no llorarte cada día
si no sé dónde buscarte,
si te he perdido madre mía?
No por sabido
se hace el camino más corto.
No por esperado
hallo consuelo en lo inevitable.
¡Estoy huérfana de madre!,
y la conciencia de tu eterna ausencia
hace mi dolor
en el tiempo perdurable.
Sé que te he perdido
y no sé dónde buscarte.
Sé que te he perdido
y no sé dónde encontrarte.
Solo un pensamiento
esboza una sonrisa
en la tristeza de mi semblante:
¡”Te quiero mamá”!
¡y como siempre, lo sabes!
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