En
el camino de mi vida,
tú,
vas allanándome las cuestas,
arrancando
cada piedra
ensanchando
las veredas,
acortándome
las distancias
haciéndome
de curvas rectas.
Vas
esparciéndome rosas
por
donde quiera que fuera
y
arrancando sus espinas
para
que nada me hiera.
Y si alguna vez, me caiga
y
espinas se me clavasen
sé
que serán tus brazos quienes,
amorosamente,
me levanten,
y
tus manos, dulcemente,
una
a una, las desclavasen.
Y
sé que serán tus labios
quienes
lamerán mi sangre
mitigarán
mis heridas
y
quienes mis heridas sanen.
Voy
caminando por la vida,
sobre
cada una de tus huellas.
¡No
hay camino más hermoso,
que
el que tu amor me refleja!